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sábado, 10 de marzo de 2007

Los hijos, esos seres extraños

Hijos tan nuestros, y tan ajenos. Por mas que se pretenda ser diáfano al escribir, hay pensamientos, reflejos de la vida misma que son abstractos. Uno pretende conocer a sus hijos y descubre que no los conoce, que no obstante haberlos concebido, visto nacer y crecer, con todos esos instantes indelebles, su primera palabra, sus primeros pasos, sus caídas y llantos, sus risas y alegrías, uno piensa que los conocer, que son como suyos, pero al final son seres diferente.
Una experiencia que nos deja amargura, por la separación de las hijas, su traslado del hogar propio a otro que significa no sólo una separación física, sino también espiritual, una herida que deja el sabor de una ausencia, quizá no tan distante de la que nos separaba de Gotemburgo a Cochabamba, y que en realidad se trata de unos pocos kilómetros, pero que deja un presentimiento lacerante, que causa turbación, confunde y nos hace sentir más humildes, porque uno se da cuenta de pronto, abrumado -que los veinte años de posesión de los suyos, no han sido suficientes para infundir un espíritu de confianza, apenas existente. Hoy me siento sólo, tan sólo como antes que ellas llegaran al exilio. Hoy me siento casi en el abandono.
24 agosto de 1984

jueves, 8 de marzo de 2007

Amo a Suecia, pero...

Renunciar a mi Patria, jamás! Escribo al Director de Inmigración y un artículo con el mismo título. Amo a Suecia! y que plantea el asunto de la naturalización o se hacerse sueco. En pocas palabras le digo al representante del gobierno que quiero la nacionalidad siempre y cuando no se me haga renunciar a mi propia bolivianidad. Aquí no hay doble nacionalidad de modo que mi planteamiento será negado, negativa que resultará un argumento incontrastable de haber preferido la lealtad a mi Patria antes que su olvido.
Soy presa de una profunda y no expresada preocupación. Por un lado la impotencia de no valerse sólo para el empleo permanente, rechazando los encargos temporales, por otro lado la proximidad de separarme de los míos para asumir un curso prolongado en Estocolmo, el tema perturba y nos somete a un quietismo absurdo.
A menudo surge la pregunta de si valió la pena todo el inmenso sacrificio de haberse sometido al estudio intensivo del idioma sueco, la sumisa aceptación de las reglas de juego de una comunidad que no es la nuestra, un estatuto de refugiado que no conduce a nada, es decir, que nos sume en la pasividad y la resignación, porque es bien sabido que no basta poder comer y dormir, es necesario también alimentar el espíritu con algo de fantasía, recrear la imaginación y nutrir esa pasión por crear y expresarse que cada ser humano lleva consigo adherida a su ser.
A veces presiento una ausencia de libertad, la sensación de estar prisionero de las circunstancias adversas imposibles de superar. Porque no basta respirar, los hombres tenemos también una invencible necesidad de expresarnos, de comunicar, de sentirnos nosotros mismos.
Lo más extraordinario de todo es que la mente no descansa, se mueve febril y aunque escribo y leo, la última lectura de Borges Informe de Brodie, y de Cortázar Alguien que anda por ahí, no tengo paz. Mi alma se siente atormentada, golpea frenética en mi cabeza. Me persigue insistente el retorno con una misión concreta, que no alcanzo a comprender, aunque con todos los seres queridos en este Reino, no atino a pensar qué existencia sería la mía, sin estos seres!
Brota de mí, con sincera piedad, una impronunciada plegaria, Dame luces para no errar!
Agosto de 1984

miércoles, 7 de marzo de 2007

Maestro de maestros fué llamado

Se escribe sobre él en el mundo entero. Su obra es un legado patético de su pasión por las letras, es una transmutación de su espíritu creador, de su genialidad a toda prueba. "Gabo" como lo llaman sus íntimos ha cumplido 80 años, fiel a su promesa de dejar de escribir y no conceder entrevistas, ha permitido homenajes que repiten su vieja aunque renovada historia de lo que tuvo que pasar, antes de que la fortuna tocara a su puerta.
El más serio de sus biógrafos refirió en la historia de García Márquez de 900 páginas los detalles que rodearon la escritura de "Cien Años de Soledad" y resulta siendo aleccionar para todos los amantes de la literatura el ejemplo de perseverancia, de lucha interior, de permanente superación que se modeló en la novela que terminó siendo la obra cumbre de la literatura moderna, de la que se han impreso 35 millones de ejemplares, traducidos a 35 idiomas.
Gabo dueño de la pasión por el éxito, había probado fortuna con 15 pequeños trabajos anteriores a su "Cien años...", pero no se vendían, era tan poco lo que recibía por ellos que le cundió el desánimo, "aunque las ideas bullían en mi mente y no encontraba la forma de expresarlas". Probó la suerte trabajando como periodista y corresponsal en cuyo tiempo su consagración al tema político y social fue notable, apoyó y escribió sobre las revoluciones y los cambios que sacudían al mundo, de aquel entonces su aproximación a Cuba, Fidel Castro, los grandes protagonistas de las transformaciones de los 50 y de los 60. Gabo no estaba satisfecho, sabía que algo grande, único, diferente tenía que producir.
Deambuló por el viejo y el nuevo mundo hasta que abrumado por problemas, también los económicos que no le daban sosiego, optó por hacer un "alto en el camino" y le pidió a su mujer que hiciera lo posible para subsistir con unos pocos miles de dólares que había recibido en pago por sus derechos de autor de La Hojarasca. "Necesito concentrarme en la creación de mi novela, será un tiempo difícil, carente de todo", le confesó a su mujer, y puso en sus manos todo su capital, estando en México y se puso a escribir "Quería reunir en una casa todos los acontecimientos (cuentos, fantasías y leyendas que había oído contar a su abuela, a sus padres, a los viejos de Aracataca), no pudo ser en una sola casa, pero fue en todo caso, en una sola aldea" donde concentró las acciones de cien años de historia de una familia con toda la complejidad que tienen las familias y en 18 meses de cotidiana labor, jornadas de 8, 10 y más horas intercaladas con la tertulia que nunca dejó de mantener con sus amigos entrañables, no son las 380 o 520 páginas (según el formato) que tiene la novela, las que Gabo escribió, son tres o cuatro veces más, quizá dos mil páginas que fue reduciendo, extrayendo la sustancia, para depurar el fruto que estuvo listo, cuando todo el dinero se había gastado, y otras sumas solicitas a crédito por el empeño de parte de los utensillos domésticos de la familia.
Para poder comprar las estampillas de correo y enviar las últimas 200 páginas de México a Buenos Aires donde se realizó la primera impresión y donde salió a luz "Cien años..." se gastó hasta el último centavo fruto de la venta de la licuadora, la secadora de pelo y un ventilador, según refiere su erudito historiador.
Gabo se había consumido en su creación que le dio fama, fortuna, honores, prestigio y respeto en el mundo entero. Había triunfado la perseverancia, la fe en sí mismo y en su creación literaria. El espíritu una vez más, se impuso sobre la materia, había vencido la mente sobre el músculo.

martes, 6 de marzo de 2007

Olof: Pongo en tus manos Desarrollo y Humanismo

Deseo poner en manos del c. Olof Palme la revista científica boliviana Desarrollo y Humanismo que me hiciera llegar el c. Luis Ossio Sanjinés desde La Paz, que contiene un enjundioso análisis político que estoy seguro será de interés para tus apreciaciones sobre América Latina.
Llegué a Suecia hace tres años bajo el amparo del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), luego de hacer pasado unos meses de espera en Buenos Aires, como consecuencia de la detención, la incomunicación y el extrañamiento de mi Patria Bolivia, por encomienda del dictador de turno Luis García Meza y por el único delito de ser un periodista no comprometido con el gobierno defacto, ni con las mafias de narcotraficantes que parecen haberse apropiado del aparato del estado para su provecho propio.
Cuando la funcionaria del Reino de Suecia me convocó en Buenos Aires, para comunicarme la buena nueva de haber sido aceptada mi solicitud de asilo, me aseguró que tres cosas no me faltarían nunca, pan, techo y trabajo. A esta altura debo decir que tengo pan y techo, pero no tengo un trabajo, lo que me hace sentir mal, muy mal. (Me refiero a un trabajo remunerado y digno)
Soy profesional con más de 20 años de experiencia laboral especialmente en tareas de radiodifusión y relaciones públicas. Mi tiempo hábil lo dedicó al aprendizaje del idioma sueco con verdadera dedicación y esfuerzo, por lo que al concluir los estudios me gustaría ofrecer mis servicios en las áreas que son de mi dominio, sea dentro como fuera del Reino.
Encuentro que la lengua castellana viene resultando de vital importancia después del sueco y del inglés (para uso comercial y técnico) Por encima de las colonias de Finlandia, Noruega y Yugoeslavia, se ubica el español privilegiadamente sea por los cerca de 40 mil latinoamericanos y españoles que viven en Suecia, sea por los nativos que lo usan por razones familiares o de trabajo.
Traigo a colasión el hecho porque no escapa la necesidad de hispano-hablantes en todos los niveles del mercado de trabajo. Menciono así mismo que nada hace más digno y respetable al refugiado que sentirse útil y servicial con un puesto de trabajo frente a la angustia, la frustración y desesperanza que provoca no encontrar un lugar en el mercado laboral.
Apelo a Olof Palme tomando en cuenta la enorme confianza que despierta en todos nosotros y dada su extraordinaria vocación humanista y de servicio social.
8 de julio de 1984
(Pocos días después recibí una respuesta contenida en seis líneas. Que como Primer Ministro no podía otorgar recomendación alguna y que encontrar un puesto de trabajo debería ser tarea de cada individuo. Concluído el estudio del sueco, asistí a un Curso de Cooperativismo en Estocolmo que se prolongó por unos meses, e inmediatamente después empecé en la Federación Nacional de Inmigrantes, como redactor y coordinador para las organizaciones de idioma castellano)