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sábado, 15 de agosto de 2015

digno de figurar en esta autobiografía y antes de cerrar la serie sobre Galicia, el texto de Alfredo Merino que describe la ciudad de Monforte de Lemos que nos acogiera con tanta predilección y que nos ayudará en el propósito de mantener viva su imagen.

Aún hoy día, que lo rodea el caótico urbanismo de la villa, el cerro de San Vicente destaca poderosamente en medio de la llanada por cuyo centro remolonea el río Cabe. No es de extrañar que esta fortaleza natural de altivas laderas fuese ocupada desde bastante antiguo. Los ubicuos Plinio y Estrabón señalan en sus crónicas del tiempo de los romanos que la tribu céltica de los Lemanos ya habitaba sus alturas y templaba sus aceros con las aguas ferruginosas del citado curso fluvial. Ambos, el monte fuerte y quienes lo habitaron, dieron origen al nombre actual de la villa: Monforte de Lemos.

Cuando entras al batiburrillo urbano que es el Monforte actual, no hay más que dirigirse a San Vicente para entenderlo. El importante otero está rematado por el más importante conjunto monumental de la ciudad, conservándose una parte importante del recinto amurallado, así como la robusta torre del homenaje, verdadero icono de la urbe.

Los restos del palacio, el pazo Condal que fue residencia de los condes de Monforte y el Monasterios de San Vicente do Pino constituyen un conjunto considerado como joya del barroco gallego, donde se aposenta el muy recomendable parador.

Desde sus alturas se contempla todo Monforte. En su mitad destaca una enorme edificación, cuyas dimensiones y hechuras le otorgaron pronto el sobrenombre del Escorial gallego. El Colegio de Nuestra Señora de Antigua, una de las escasas muestras de estilo herreriano en toda Galicia. Erigido bajo los auspicios del cardenal Rodrigo de Castro, el más importante prócer monfortino, se inició en 1592, más el prelado murió antes de verlo concluido. Es conocido como el Colegio del Cardenal o La Compañía, al regentarlo durante siglo y medio los jesuitas. Junto a su estilo, destaca una importante pinacoteca que cuenta con varios grecos.

En la trasera del monumento divaga el Cabe, flanqueado por un cuidado parque y, aguas arriba, cruzado por el puente medieval, en la parte más interesante de la urbe. En ella destaca el convento de las Clarisas, que es uno de los más importantes museos de Arte Sacro de España, y el convento de A Regoa, justo bajo la muralla. De nuevo al pie del cerro, en su lado norte se ubica el Museo del Ferrocarril, que conserva una de las últimas plataformas circulares de cambio de vía. En la otra parte de Monforte, en las cercanías de la carretera de Ponferrada, el Pazo Muiños de Antero enseña su peculiar sistema de seguridad; no en vano era centro de recaudación de impuestos y rentas del tabaco.

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