Habiendo salido de Gotemburgo el 11 de enero, regresé de Madrid el 8 de abril de 1989 o sea después de 90 días, que fueron de intensa actividad. Conocí además de la capital de España varios sitios históricos y la ciudad que es fascinante desde Chamartín a Torotolá, de Casa de Campo a Guadalajara. Conocí gente amiga de los que escribo su nombre en letras de molde, aunque cada uno merece una nota especial en el capítulo reservado a España. Luis y Juan Carlos de la ciudad de Córdova, Argentina. Irma de Sucre, Bolivia, Libertad de Quito, Elizabeth de Chile, Irene de Venezuela, Ana de Bilbao, Tina de Filipinas, Lorca madrileña que estudió en Salamanca. Arabia una muchacha de Seúta, Raúl Vallés que había visitado Argentina y de saberme boliviano me expresó sincera simpatía. La señora Josefina y su familia, (Propietaria de la pensión en que me hospedé), los garzones de la Confitería Yenes que visitaba a diario, varios amigos de la embajada de Suecia y del Centro Escandinavo de cuyas actividades participé con entusiasmo, al punto que durante la semana Suecia-España concurrí a varios actos en uno de los que conocí estreché la mano a los reyes Carlos XVI Gustavo y Silvia de visita en Madrid. Esto ocurrió en los jardines de la Cancillería.
Mi estancia en Madrid fue tiempo, por gracia del Señor de oración y meditación, de estudio y de cambio climático, cursos de inglés. Me sentí muy cerca de la Iglesia, puesto que a pocos metros de mi residencia se encuentra el Convento de las Carmelitas descalzas donde solía acudir con frecuencia. El conocimiento humano y el mejoramiento profesional con diversas prácticas me ayudaron en una etapa determinante de mi vida.
Ahora de nuevo en casa en Tynnered, Gotemburgo junto a los míos. Deo gratias!