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lunes, 4 de febrero de 2013

desde el púlpito de "cosas inútiles como el amor, la bondad, la fe y la esperanza" que sin embargo llenan el alma de sentido humano y gratificante

Encontrándome en Mar del Plata invitado  Ricardo, me presenta a su tio Juan Suppa viejo periodista que responde de inmediato a mi pregunta, de qué se ocupa ahora. "soy profesor de cosas inútiles como la bondad, la fe, la confianza y otras virtudes de allá Arriba" el hombre de gran experiencia humana, me tiene absorto varias horas con sus relatos sobre la historia política de Argentina, aunque sus conocimientos rebordan lo nacional y sabe bien de todo el Continente.

Profesor de cosas inútiles...no es fácil olvidar la frase, especialmente cuando en medio de tantas horas a la máquina embebido en lectura de los grandes diarios del mundo, de los mios de Bolivia, de portales fijos cuyas secciones nos son tan habituales, del internet, del Facebook, del outlook express donde conservo un cuadernillo de casillas electrónica de algunos cientos de amigos dispersos por el mundo entero, lo que constituye en mi percepción íntima, un verdadero púlpito, un foro desde donde sin proponérnoslo hacemos exactamente lo mismo que el periodista marplatense Juan Suppa, "enseñar cosas inútiles como la bondad, la fe, la confanza..." y esto sucede todos los dias.

Ahora mismo, cuando las sombras cubren totalmente el cielo escandinavo, cuando desde mi ventaja de un tercer piso veo la escuela de barrio, el sendero que conduce a la estación del tranvía local, a la izquiera de mi escritorio y a la derecha un bosquecillo tupido de pinos, de árboles erguidos que se desboscan periódicamente para plantar otros en su lugar, aunque por en medio pasa la carretera que en cinco minutos nos pone a la orilla del Mar del Norte por el que zurcan botes y embarcaciones pequeñas de pescadores en este tiempo, más allá entrado el verano de marineros eventuales que borden la costa del Reino de Suecia, sin adentrar en el mar abierto, primero para no correr riesgos inútiles y luego porque un navegar de varios dias o semanas es algo inolvidable por lo variado del paisaje, la diversidad de pueblos y aldeas, cada uno con sus características propias...y es que el Mar es realmente el camino ancho y hermoso para alcanzar la vecindad del mundo.

Cómo no estar familiarizado con la tecnología informática que nutre nuestra febril actividad, mantener 30 blogs diferentes con cientos de etiquecas, de enlaces permanentes, con descripción de los sitios en que la actividad se desarrolla, sin desechar las opciones posibles. Saltando todo el tiempo de la pantalla central en que llenamos los espacios con textos, fotografías, videos, enlaces, y en la algo más reducida destinada al correo, allí archivamos, corregimos, hacemos la impresión, (actividad cada vez menos frecuente) porque ya pocos usan el papel en la cantidad de hace sólo pocos años, para qué si todo está allí, en la pantalla) y luego el Ipad, que nos acompaña a la sala mientras nos entretenemos siempre entre dos y tres horas diarias, con films, noticias, documentales, de los 20 canales favoritos que repasamos de memoria, los ojos puestos en la pantalla familiar y más cerca el Ipad, siempre presente, y el teléfono fijo, que no deja de sonar, y los móviles o digitales como le llaman en Bolivia para las comunicación urgente y puntual.

Sí. Por cierto es la docencia llevada como señal indeleble en la psiquis nuestra, para alcanzar primero a la familia, luego a los amigos, y finalmente a los paisanos en general. Cada hora con su mensaje propio, para día con una consigna especial. El amor por la Patria ocupa nuestra mente y nuestro sentimiento en forma irreemplazable, nada hay similar...y es que forma parte, quizá de esas "cosas inútiles" que realizamos con la ilusión de hacerlo bien, para que algunos escuchen y otros secunden un accionar humanista que nos concede la mayor satisfacción de modo que "no estemos arando en el mar". Mauricio Aira. febrero del 2013.