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lunes, 17 de septiembre de 2007

Medio siglo de vida, gracias Señor!

50 años que se dividen así: De 1 a 10, Potosí. Mis padres que ocupan tan limitado espacio, pués a mi madre apenas si la conocí murió al nacer una hermanita menor siendo entonces mi edad de menos de 2 años. No sé nada de ella, y ardo en deseos de encontrar si aún viven las personas que la conocieron. De mi padre mucho más, pués murió al cumplir yo 11, en Sucre, mientras mis hermanas Norah y Adela vivíamos en Potosí.
La vida de 10 a los 20, los primeros seis en la Casa de Don Bosco, cursé hasta el tercero de secundaria y en Potosí continué estudiando de noche y trabajando de día, las primeras radioestaciones y el trabajo con la Asociación de la Prensa, como representante de la Gente de Radio, mi traslado a La Paz, Radio Amauta de Jenaro Saavedra Pérez, Radio Aspiazu. De los 20 a l0s 30, cinco en Siglo XX, Pío XII, de nuevo La Paz, COMIBOL (Corporación Minera) Radios Chuquisaca e Illimani. De 30 a 40 traslado a Cochabamba, nacimiento de mis hijos primero dos lindas mujercitas y en una segunda unión 3 varones y una mujercita más. Total seis bien repartidos. Exitos y fracasos. Viajes. Congresos. Representaciones. La muerte del abuelo de mis niños Arturo Dabura que la sentí como de un verdadero padre. Soy nombrado coordinador administrativo de la Comuna, aunque dura tan poco como el Gobierno de Walter Guevara, algo más de dos meses. Las primeras detenciones, el apresamiento, la cárcel, el destierro. La vida de soledad y aislamiento en Buenos Aires y finalmente el traslado a Suecia.
Si bien el desconsuelo y la desesperanza asaltaron mi mente, mi pecho siempre ardió de fe en mi Creador, el mérito mayor no haber rechazado la gracia divina. Todo te lo debo en éste medio siglo de existencia. Nada soy, nada tengo. Bendito seas, Señor!

Repasando el diario

Casi podría repetir cada palabra. Días de tedio, días de aburrimiento de viento y de frío.
No sé cuánto más podre resistir. Es éste un destierro muy largo. Lo más terrible es que uno va aprendiendo a no tener esperanza, que cosa horrible!, no tener fe, no tener esperanzas.
Qué difícil resulta tener amigos. No se puede cultivar una sóla amistad! Todo cae bajo el frío cálculo del dinero. Llamar por teléfono cuesta caro, salir a cualquier sitio cuesta caro y en un medio así uno aprende a calcular hasta los céntimos, ser tan meticuloso con las cuentas, y andarse haciendo economías, porque si llegara a faltarte algo, nadie te dará prestado, nada!
En un estado de cosas, casi miserable, teniendo lo justo para sobrevivir, cualquiera pierde el optimismo, no hay un resquicio de luz, para mirar el horizonte. Puedes cubrir las necesidades más elementales de techo, comida, abrigo, transporte y el presupuesto no llega a la compra de libros, asistir a un concierto, salidas al restaurant o tomarte un par de cervezas, tienes que sentirte feliz de aliviar la sed, con una cerveza con 1.8% de alcohol, correo, llamadas extras, salidas extras, todo ello es marginal, puedes permitírtelo de cuando en vez...mejor olvidarte de tus viejas costumbres, por cuanto aprendes a vivir bajo la regencia del cálculo, del escaso dinero que tienes entre las manos, te das cuenta que dependes de los medios materiales que te quitan toda ilusión, matan las esperanzas, destierran el optimismo!