Cuando te paran
el corazón
Mauricio Aira
Visita de rutina
al médico local que ordena pruebas de laboratorio y un ecograma que analiza al
vuelo. “Esto no me gusta. Si comparamos los gráficos de antes al presente,
vemos un funcionamiento algo irregular del corazón, una cierta arritmia que
aconseja una pronta visita hoy mismo a Emergencias” del más grande hospital de la región el
Salgrenska, el segundo en importancia de toda Suecia.
La espera allí
es larga, algunas horas porque en medio el ulular de las ambulancias anuncia el
arribo de accidentados que tienen prioridad, con todo me convocan a un
tratamiento previo para observación, el pulso, el corazón, los pulmones y una
nueva ecografía. Los enfermeros me explican que un facultativo tiene que ver la documentación remitida por el
médico “de cabecera” y el resultado de los exámenes. La espera tiene que
continuar, y entonces ya en una camilla provisional, el tercer ecograma, y un
sedante suave y bajo el control de una pantalla de TV, entre dos y tres horas de
observación sujeto al moderno aparato que va tomándome la presión cada10 o 15
minutos para ratificar ante el médico la información preliminar.
Debido a tu
arritmia, sentencia una médica joven de unos 28, 30 de origen iraní, recibirás
a partir de ahora dos nuevos medicamentos, Metoprolol y Eliquis conocido también como
apixaban, dejar de fumar (no fumo hace 35 años) ningún exceso en bebidas o
comidas, ejercicio físico regularmente y mantener el control estricto sobre tu
diabetes de segundo grupo, como indica tu historial.
La doctora Sahar
Wesali me previene que esta medicina se me administrará de por vida, aunque
dentro de algunos días seré llamado para una sesión de desfibrilación
auricular, al tiempo que me entrega un DVD, folletos, un medallón con cadena
metálica “que siempre debes llevar contigo” que identifica la medicina anticoagulante
que estoy recibiendo ahora mismo.
Entiendo ahora,
la premura de mi médico un sueco de 65 años próximo a jubilarse por enviarme a
la emergencia, es que el cuadro era de encontrarme en riesgo de una congestión
cerebral al ser posible que el corazón bombease coágulos de sangre al cerebro.
Cuando me citan
a la sección “Del corazón del Hospital Universitario” mediante una carta expresa me previenen que
concurra allí 7.30 de la mañana sin desayunar ni llevar nada al estómago desde
la noche anterior. En efecto a las 7.00 exactas está allí el taxi que me
llevará hasta la misma sección donde me espera una administrativa a la que
cancelo 300 coronas suecas y me invita a subir un piso donde junto a otros 9
pacientes recibiré la CARDIOVERSION que consiste en una descarga eléctrica a
través de unas paletas colocadas en el pecho. La electricidad altera los
impulsos del corazón y restablecerá el ritmo normal de mis pulsaciones.
Uy! No puedo
evitar cierto temor, porque esto sucederá bajo un fuerte sedante y bajo una
cámara de oxigeno. En efecto cuando llego allí, caminando, revestido ya con una
bata de hospital, me esperan 4 facultativos, la anestesista, una cirujana y la
médica clínica que supervisará la “operación”, además de la gentil enfermera
que la víspera me preparó para la sesión.
En realidad no
desee molestar a la esposa que gentil se ofreció a llevarme en el coche,
“puedes venir a recogerme cuando todo haya terminado” lo que sucedió 7 horas
después, ya que el grupo de 10 pacientes con síntomas parecidos, debe desayunar
primero, esto es después de la desfibrilación y esperar por una última sesión
de electrocardiograma y la entrevista con el médico para recibir las
recomendaciones post tratamiento.
Me pongo
entonces a pensar que la descarga que me fue aplicada con el desfibrilador
conectado a mi corazón me envió un electrochoque que interrumpió brevemente
toda la actividad eléctrica y luego mi corazón retornó a su ritmo normal lo que
fue corroborado por el reciente examen, operación ésta que me libró de una
taquicardia que podía haberme causado la muerte. O sea, la oportuna reacción de
mi médico Ove Johansson, se podría afirmar, me libró de males mayores. Pienso
entonces, en los miles de diabéticos, de los que tienen afecciones cardíacas
como la arritmia y que sufren ataques al sistema nervioso que dejan huellas de
por vida, o que simplemente mueren en el trance.
Ciertamente
pienso en la Providencia Divina que una vez más, me da señales claras de
predilección, o sea de mantener con vida, para continuar a su servicio sin
desmayos. Dios me prolonga la vida. Fiat Voluntas Tua!