Han pasado cinco años casi, y héme aquí de nuevo en mi Patria! Qué mezcla de emociones y sentimientos. Qué sensación de sentir que esto es de uno y saberse extraño. Una primera impresión. Al llegar al nuevo aeropuerto de Viru-Viru, todo lindo, todo nuevo y los servicios funcionando con mayor eficiencia que en Asunción que acabamos de dejar atrás. En el temido instante de dejar la policía y pasar la Aduana, cuando me llamaron abrir las maletas, bastó que dijera que era un exiliado que volvía a la Patria al terminar la dictadura, para que me dejaran pasar y me dieran unas frases de bienvenida. "Pase, señor! A ver déjenlo pasar" o sea un gesto maravilloso que me agrada mucho. Luego nos trasladamos a un hotelito y las consabidas incomodidades de nuestro hábitat. No había agua en el hotel, las fundas estaban sin lavar, los baños sin cerrojos. O sea, pobreza y desorganización, aunque eso sí, mucha amabilidad y educación. Creo que el ser humanos, cordiales, sigue siendo el punto relevante del boliviano. Su primer e inconfundible punto de identidad.
Santa Cruz de la Sierra, 26 noviembre 1985
No hay comentarios:
Publicar un comentario