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domingo, 22 de febrero de 2015

el frío sopla, se cuela por las rendijas de las ventanas que aún siendo de doble vidrio y de marco metálico, permite la presencia de un airecillo que se siente en los huesos y no puede desaparecer...

de vuelta otra vez a la gélida tierra escandinava y van 10 o 12, y sucede siempre lo mismo, el cuerpo que ha disfrutado de los aires de Cochabamba y Santa Cruz, que ha transpirado a sus anchas con calores de 30, 35 y hasta 40 grados especialmente en El Chapare o en Buena Vista cerca de Bulo Bulo, se resiente, se resiste, se fastidia con los varios bajo cero, con el hielo a flor de las calles y las plazas...con viento helado que azota el rostro descubierto, con una lluvia menuda y penetrante.

de mis años de alumno salesiano en el internado de Don Bosco en Sucre, Bolivia, aprendí que Domingo Savio el adolescente discípulo elevado pronto al honor de los altares, hacía consistir su santidad en cumplir la Voluntad de Dios con alegría, jamás de quejaba del tiempo y procuraba tener siempre pensamientos positivos de cuando ocurría a su alrededor. Domingo murió poco después de cumplir 16, en pleno internado turisino (De Turín, Piamonte, Italia) y pronto al ser invocado como cercado a Dios, comenzó a obrar milagros.

lejos estamos de poder imitar al primer santo salesiano, porque somos víctimas del tiempo, durante muchos años hemos esquivado ocuparnos del mismo, más ahora con 76 en la espalda, descubrimos que sí, que el frio, la nieve, el viento, la lluvia que cae sin cesar de día y de noche, son un factor real de malestar. cómo no poder cambiarlo por otro más benigno, por los calores primaverales del valle de Cochabamba...cómo no poder mudarse y aguardar el llamado de Dios a mejor vida, en un hábitat más humano, menos cruel que este...que nos fustiga incesante.

a toda hora, veo a través de mi ventaja las luces mortecinas de la calle que nos lleva hasta el tranvía, los reflectores muestran la escarcha en el piso, y los vehículos parqueados de mis vecinos tienen mantos de nieve que no desaparecerán hasta cuando encendidos los motores, la escarcha sea apartada por el brazo humano de sus conductores, para concurrir al trabajo.

qué frío y la calefacción no consigue calentar los ambientes cuya temperatura está en 17, 18, o algomás de grados Celsius, frente a 21 que es lo obligatorio. hasta hace poco, esa diferencia no la sentíamos para nada, hoy debemos tomar extra abrigo, chompas y bufandas para engañar al cuerpo. la crueldad de García Meza que con una orden verbal expresa, acompañada de alguna interjección cuartelaria fue suficiente para arrancarnos de nuestro hogar, de nuestro trabajo, de nuestra ciudad, de nuestra Bolivia. nunca. nunca obtuve una respuesta del porqué...eso sí hubo dos intentos. el primero cuando el Embajador Eufronio Padilla, me mandó llamar a su despacho y muy serio me pidió tomar asiento delante de su escritorio en la Av. Corrientes. "con relación al periodista Mauricio Aira, debo informar a Ud., Sr. Embajador que aprovechando su condición de tal, ha desatado una campaña de difamación contra las FFAA, testigo de la cual,es el mismo Sr. Presidente de la Junta Militar de Gobierno"...dicho esto el ex-amigo y ex-embajador me dio a entender que nada tenía que hacer en las oficinas de la Embajada de Bolivia en Buenos Aires.

el segundo intento se dió en mi primera visita a Cochabamba después de algunos años en el exilio, el mayor Martínez de la Policía Boliviana, me dijo que el coronel Faustino Rico Toro había aceptado desayunar conmigo en el Hotel. cuando le dije cuál el motivo por el cual no ayudaste a mis hijos y a mi esposa Jenny Dabura, cuando fue detenido el 7 de febrero de 1981, y la causa por la que fui exiliado de Bolivia? Rico Toro respondió "las órdenes eran otras, nosotros te salvamos la vida" o sea, debía estar agradecido por no estar muerto o desaparecido...y es pasada la medianoche, el frio arrecia, no queda sino cubrirse frazadas hasta conciliar el sueño una vez más!

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