He pedido a la Dirección Sueca de cooperativas me provea los recursos para realizar un estudio del sistema cooperativo en Bolivia, o sea hacer un relieve informativo. Si la respuesta fuese positiva podría viajar allí muy pronto, no tengo grandes esperanzas, lo más probable es que no respondan o me den una disculpa o lo hagan tan difícil que no llegue a viajar, mientras tanto continúo viajando a Estocolmo cada dos semanas, la próxima vez para visitar al dentista, entregar cierto material de estudio a Swedec (una consultora internacional que tiene proyectos en el tercer mundo), visitaré la escuela donde estudio (Escuela Popular Superior de los Trabajadores con especialización en Cooperativismo y otros movimientos sociales). Hablaré con Bernardo Prado, un compatriota boliviano muy especial del que tendré oportunidad de escribir más adelante y que está tratando de asentarse en Suecia. Veré también a un abogado. Me encuentro sin esperanza, que no es lo mismo que desesperado. No veo nada claro en el futuro y esto me perturba. Me provoca angustia. No encuentro con quién poder hablar del tema. El viaje de estudio a Yugoslavia está planeado para mayo próximo, tampoco me atrae por falta de recursos sobrantes, siempre tras del dinero, qué atroz! Horrible palabra!, como si hubiera sido creada para atormentar a los pobres, para fastidiarnos la vida.
Abril 1985
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