En todas las cosas, veo tu Sabiduría. Nada tengo que reprocharte. A veces por momentos no comprendo tu Providencia, dudo, no alcanzo a comprender qué quieres de mí, pero luego puedo ver claramente que sí, que has elegido para mi una vida interior, plena de gracia. A veces una vida de pobreza franciscana, pero sin que me falte tu Providencia.
Es admirable cómo te prodigas Señor y nada me falta como en el viejo salmo "El Señor es mi Pastor, nada me podrá faltar!. En verdad recuerdo la escritura "de qué os preocupáis, no ves a las aves del campo que no siembran ni trigan y sin embargo, Vuestro Padre Celestial las alimenta! y a las flores silvestres las viste de tan hermosos colores que ni Salomón en el apogeo de su gloria pudo vestir igual?" Así la bondad de Dios se prodiga en sus criaturas y su mano paternal está en todas las cosas.
Cochabamba, 25 de diciembre 1985
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