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jueves, 21 de junio de 2007

Hemingway y El Viejo y el Mar.

Cerca de cumplir 50 años, Ernest se encontraba en Cuba, se sentía pletórico y parecía sentirse en vena. En aquel momento sintió la necesidad de escribir la historia del viejo pescador cubano y del pez gigante que le habían contado en 1935, la escribió en pocos meses y cuando la hubo terminado estaba seguro de haber producido una de las mejores obras de su vida. En 1952 se publicó El Viejo y el Mar en la revista Life y en forma de libro, que rápidamente contó con miles de lectores si acaso no millones, los beneficios fueron cuantiosos y la crítica muy generosa.

Basada en un hecho de la vida real, relata la sencilla historia de un pescador que se hace a la mar y captura un pez muy grande, pero que antes de volver al lugar de la playa de donde había partido, estando en alta mar, los tiburones devoran al pez y lo convierten en un enorme esqueleto sostenido a la barcaza. Muchos ven en la lucha del hombre y el pez solos frente a frente, una parábola del individualismo que extrae de su derrota la íntima convicción de que el esfuerzo denodado y la resistencia a rendirse, son ya una victoria. "Si un hombre hace frente a su destino y lo acepta con entereza, luchando hasta el límite de sus fuerzas, nunca podrá considerarse derrotado", o sea un hombre puede ser herido y debilitado sin ser derrotado.

Lo notable es que el éxito alcanzado por la novela, contenida en menos de 60 páginas motivó el interés de las productoras cinematográficas que propusieron al actor Spencer Tracy como protagonista. La novela ganó primero el famoso Pulitzer, al que Hemingway parodiaba como premio pullover, y no tardaría en alcanzar el máximo galardón de la literatura que es el Premio Nobel, se encontraba en Madrid reponiéndose de las heridas de un accidente de aviación. Lo evidente es que el Nobel de 1954 que normalmente se entrega en el mes de diciembre, no le fue entregado en mano propia, por su estado de salud y su natural timidez delegó a su hermano Leicester para asistir a la ceremonia y recibir de manos del Rey de Suecia el preciado trofeo. Un detalle no muy conocido es que la joya recibida la dejó en el Santuario de la Virgen del Cobre de Cuba, asegurando que "nadie tiene de veras una cosa hasta que la ha dado". Así galardonado, sintió el gran deseo de estar solo, sin el asedio a que lo sometían los medios para obtener entrevistas que se negaba a dar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

esta bonito lo que dice pero póngale los contextos de la obra como,el social,religioso.económicoy político de la vida de Hemingway