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domingo, 1 de julio de 2007

Ruperto un personaje cochabambino

Ruperto nacido en Cochabamba es un personaje que me deja perplejo. A veces lo admiro y otras me sorprende casi misteriosamente. Lo conocí en Cochabamba, luego en La Paz. Se puede decir que trabajamos juntos y juntos fuimos a Buenos Aires En Bolivia había abierto una consultora y parecía tener mucho éxito, pues su Jefe estaba continuamente entre Nueva York y La Paz. Llegó un momento en que me encomendaron tareas y las acepté para promocionar por ejemplo un hotel de cinco estrellas. Luego hicimos una gestión para llevar inversionistas. En ésto Ruperto despareció no sin antes venir a Cochabamba y pasarse una semana a cuerpo de rey. Más tarde, atando cabos supe que había recibido pedido 1.800 dólares como anticipo por cada uno de los 300 autobuses que iría a importar "liberados de impuestos". En efecto viajó a USA y consiguió un contrato de compra y venta prescindiendo el agente oficial, luego consiguió el aval del Banco del Estado. Los choferes, gracias a éste anticipo tuvieron un crédito muy largo. Creo que el dinero por Ruperto fue ganado limpiamente aunque en un primer momento pareció un "gran fraude", el vendedor desapareció del mapa. Ruperto me aseguró varios años después que los choferes recibieron cada uno su autobús y que todo quedó arreglado finalmente. Nunca pude olvidar a éste amigo, puesto que en algún lugar del subconsciente lo tenía pendiente. Un día en Suecia soñé con él! Que reconocí su rostro en un vehículo o un comedor en movimiento. Así en un tranvía subterráneo de Estocolmo, impresionante por la cantidad de gente que viaja a todas horas a bastante velocidad, levanté la vista y de pronto él estaba allí. Pareció en un primer momento que quizo escabullirse de mi presencia, pero reaccioné y le grité su nombre: "Rupertooo!" Y entonces después de un abrazo prolongado nos pusimos a reconstruir la vieja amistad, nos encontrábamos al menos una vez por semana y viajamos juntos a Gotemburgo y pude conocer a su novia, una enfermera noruega en la que tiene una hija y otra más en la hermana de la misma y conoció a los míos. Por un incidente sin importancia perdimos contacto, aún cuando en Bolivia procuré saber de Ruperto, nada! De nuevo se lo había tragado la tierra! Total que después de muchos meses, de intentar llamarlo y de haber tenido esporádico contacto me sorprendió invitándome a almorzar en el mejor hotel de Gotemburgo. En efecto, nos vimos allí y tuvimos varias horas de prolongada charla en el comedor del Sheraton. Una llamada posterior para proponerme ingresar a una nueva consultora que estaría organizando, me concedería acciones liberadas, que tendría que colocar en mi declaración de impuestos, total que sonaba a algo extraño y muy a mi pesar, le dí una negativa. Posteriormente gracias al internet volvimos a comunicarnos e intercambiar numerosos mensajes, algunos en son de simple distracción hasta que una llamada exabrupto me hizo terminar con éste amistad. Qué pena!, pero también qué alivio! A veces tienen que pasar muchos años para conocer a la gente y proceder en consecuencia.

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