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viernes, 1 de julio de 2011

Dios mío! aprender a ver tu gracia en todas las cosas, en el firmamento, la natura, la sonrisa de los nietos, el amor de los hijos, en la noticia y en los hombres de hoy

Ahora, en este nuevo momento de dificultades, y sobre todo desde que el mismo Fidel Castro en persona, el mismo del Cuartel Moncada, el mismo del Granma, el mismito de la Sierra Maestra, el gigante de siempre, vino a anunciarme la dura noticia del hallazgo cancerígeno, comencé a pedirle a mi señor Jesús, al Dios de mis padres, diría Simón Bolívar; al manto de la Virgen, diría mi madre Elena; a los espíritus de la sabana, diría Florentino Coronado; para que me concedieran la posibilidad de hablarles, no desde otro sendero abismal, no desde una oscura caverna o una noche sin estrellas. Ahora quería hablarles desde este camino empinado por donde siento que voy saliendo ya de otro abismo. Ahora quería hablarles con el sol del amanecer que siento me ilumina. Creo que lo hemos logrado. ¡Gracias, Dios mío! 


Hugo Chávez desde su lecho de enfermo de un cáncer mortal en La Habana se confiesa con los venezolanos. con todos los mortales. se confiesa a Dios, a quién tanto ofendió al ofender a su Iglesia.

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