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domingo, 10 de enero de 2016

la oración por el mártir de la Democracia Christian Urresti estrenada hace ya varios meses, se complementa: lo conocí personalmente en casa de mi sobrino Juan Carlos Samur, cuando el joven pletórico de ideales visitaba a mis nietas y sobrinas. quién podría adivinar que tan sólo unas semanas después sería masacrado por la masa evista en pleno centro de Cochabamba. conocí a su abuelo Leonardo Ferrel abogado representante del General Obando y que repartía matería deportivo a todos los campesinos, popular deportista.

Padre Nuestro que estás en el cielo, Dios de la bondad y la Justicia! hénos aquí otra vez, como cada 11 de enero, de rodillas ante el Sagrario para invocar un nombre y recordar un martirio: Christian Urresti noble joven cochabambino que fue inmolado porque cometió el delito de salir en defensa de su progenitor, el que a su vez había salido a la calle levantando el estandarte de la Justicia y el Derecho Humano a vivir en Libertad, sin odio ni opresión.
Hénos aquí para recordar que aún sin haber cumplido los 17 años, en pleno despertar de la vida, poseído de grandes ideales, excelente hijo y mejor amigo, respiraba solidaridad y compañerismo a quién tuve ocasión de conocer cuando visitó la casa que nos hospedaba hogar de sus jóvenes amigas que se sentían halagadas por su amistad y su camaradería.
No vamos a sumirnos en lágrimas de desconsuelo al revivir lo horroroso de su ajusticiamiento por una turba anónima de energúmenos manifestantes llegados a la llajta desde el trópico, posiblemente para defender lo que consideraban justo, furibundos y ahítos de sangre, en la exégesis de sus bajas pasiones osaron levantar las armas que cercenaron una vida ejemplar e inocente.
Vamos a pedirte que perdones su crimen, sin dejar de protestar por la Justicia que debe señalar y castigar a los culpables. No corre prisa, aún cuando se ha escamoteado la búsqueda de los detalles para identificar a los criminales, escondiendo las pruebas y haciendo desaparecer los textos iniciales y hasta destruyendo las evidencias.
Nos asiste la seguridad que la Justicia Divina que actúa inexorable, contundente, destrozará la conciencia de los que quisieran que la ciudadanía olvide el episodio del 11 de enero, que el nombre de Christian desaparezca y que se entierre esta fecha bajo tierra, lo que no ha de suceder jamás.
Te pedimos Señor Justicia y el Castigo de los culpables.

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