Deseo poner en manos del c. Olof Palme la revista científica boliviana Desarrollo y Humanismo que me hiciera llegar el c. Luis Ossio Sanjinés desde La Paz, que contiene un enjundioso análisis político que estoy seguro será de interés para tus apreciaciones sobre América Latina.
Llegué a Suecia hace tres años bajo el amparo del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), luego de hacer pasado unos meses de espera en Buenos Aires, como consecuencia de la detención, la incomunicación y el extrañamiento de mi Patria Bolivia, por encomienda del dictador de turno Luis García Meza y por el único delito de ser un periodista no comprometido con el gobierno defacto, ni con las mafias de narcotraficantes que parecen haberse apropiado del aparato del estado para su provecho propio.
Cuando la funcionaria del Reino de Suecia me convocó en Buenos Aires, para comunicarme la buena nueva de haber sido aceptada mi solicitud de asilo, me aseguró que tres cosas no me faltarían nunca, pan, techo y trabajo. A esta altura debo decir que tengo pan y techo, pero no tengo un trabajo, lo que me hace sentir mal, muy mal. (Me refiero a un trabajo remunerado y digno)
Soy profesional con más de 20 años de experiencia laboral especialmente en tareas de radiodifusión y relaciones públicas. Mi tiempo hábil lo dedicó al aprendizaje del idioma sueco con verdadera dedicación y esfuerzo, por lo que al concluir los estudios me gustaría ofrecer mis servicios en las áreas que son de mi dominio, sea dentro como fuera del Reino.
Encuentro que la lengua castellana viene resultando de vital importancia después del sueco y del inglés (para uso comercial y técnico) Por encima de las colonias de Finlandia, Noruega y Yugoeslavia, se ubica el español privilegiadamente sea por los cerca de 40 mil latinoamericanos y españoles que viven en Suecia, sea por los nativos que lo usan por razones familiares o de trabajo.
Traigo a colasión el hecho porque no escapa la necesidad de hispano-hablantes en todos los niveles del mercado de trabajo. Menciono así mismo que nada hace más digno y respetable al refugiado que sentirse útil y servicial con un puesto de trabajo frente a la angustia, la frustración y desesperanza que provoca no encontrar un lugar en el mercado laboral.
Apelo a Olof Palme tomando en cuenta la enorme confianza que despierta en todos nosotros y dada su extraordinaria vocación humanista y de servicio social.
8 de julio de 1984
(Pocos días después recibí una respuesta contenida en seis líneas. Que como Primer Ministro no podía otorgar recomendación alguna y que encontrar un puesto de trabajo debería ser tarea de cada individuo. Concluído el estudio del sueco, asistí a un Curso de Cooperativismo en Estocolmo que se prolongó por unos meses, e inmediatamente después empecé en la Federación Nacional de Inmigrantes, como redactor y coordinador para las organizaciones de idioma castellano)
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